martes, 25 de enero de 2011

VOCACIÓN


De chiquito quería ser maquinista de ferrocarril.
Después colectivero.
Luego, en la adolescencia, piloto de aviones militares… pero la rigidez de la vida militar, hizo que se inclinara por la aviación comercial.
Cuando terminó el secundario, comenzó a soñar con convertirse en capitán de ultramar.
También quiso ser taxista, remisero, camionero… en fin, cualquier cosa con ruedas satisfacía sus aspiraciones.
Llegó a la madurez y se imaginaba a sí mismo, dueño de una gran empresa de ómnibus de larga distancia.

Cuando cumplió los sesenta y cinco se jubiló como ascensorista en Tribunales.

A los sesenta y siete, la jubilación no le alcanzaba, entonces compró un carro y un caballo… ¡se hizo cartonero!

Siempre sentí una gran vocación por el transporte. Decía.




Roberto O. Munyau
HECHO EL DEPÓSITO QUE INDICA LA LEY 11.723

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