martes, 25 de enero de 2011

THOR, UN PERRO



Rudolf fue trasladado a un pequeño pueblito al sur de Polonia. Se instaló en una gran casa con su mujer y  cinco hijos,  cercana al importante establecimiento que debía regentear. Esposo y padre ejemplar, su bienestar económico le permitía satisfacer todas las necesidades familiares. Así logró granjearse la admiración de cuantos le conocían.
En una oportunidad adquirió, para sorpresa de los niños, un cachorro ovejero alemán al cual apodaron Thor. De inmediato el animal fue objeto de todo tipo de atenciones. El afecto con que él trataba al can, era casi comparable al que le prodigaba a sus propios hijos.
Absorbido por las responsabilidades, Rudolf paulatinamente se fue alejando de su familia. Los encuentros entre dueño y perro, comenzaron a ser más esporádicos. Pese a ello, el amor que profesaba Thor a su amo y protector no decaía.

El dos de abril de 1947, apareció en la vereda del Palacio de Justicia de Cracovia, un ovejero alemán que, echado en el suelo, miraba como hipnotizado hacia la entrada del edificio.  Dentro, se escuchaba la voz de un Juez:
-¿Su nombre completo?
-Rudolf Franz Ferdinand Höb- Fue la respuesta.
-¿Qué función cumplía usted en Aschwitz entre el año 1939 y 1943?
-Comandante.


Roberto O. Munyau
HECHO EL DEPÓSITO QUE INDICA LA LEY 11.723

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