lunes, 9 de mayo de 2011

EL PAJE



Era el 16 de octubre de 1793.
¡Liberté! ¡ègalité! ¡fraternité!, gritaba el pueblo frente al patíbulo en París. Esperaban con ansiedad el momento en que apareciera María Antonieta. Entre la muchedumbre se encontraba Anastase Cabernet acompañado por su amigo Philippe Sauvignon. Anastase en épocas de la monarquía se desempeñaba como sirviente en la corte. El juego era su pasión, vicio que había adquirido en los tiempos de paje de la reina.
No le importaban demasiado los motivos por los que su otrora ama y señora sería ejecutada, sólo sentía curiosidad y tal vez, en el fondo el deseo de vengar los vejámenes a los que lo había sometido la ahora maltrecha soberana.
A la hora prevista, el verdugo acomodó el cuerpo de la rea en la guillotina. La hoja filosa cortó el suave cuello de la ex reina de Francia, cayendo su blonda testa en el canasto al pié del cadalso y un chorro de sangre alcanzó a salpicar la camisa de Anastase.
-Philippe, toma, juégale estos dos luises de oro al 18- Dijo dirigiéndose a su amigo.
-¿A los premios, Anastase?
-No, a la cabeza.

Roberto O. Munyau

domingo, 1 de mayo de 2011