¿EXISTENCIA?

Se levantó temprano.

Los espejos eran inútiles. Salió a la calle sin acicalarse. Total… Es como si no existiera. Pensó.  

Conocía al dedillo vida y milagros de todos sus vecinos; hasta los secretos más íntimos, amores furtivos y de los otros, complicidades, engaños. Había visto desnudas a casi todas las mujeres del barrio. Presenció casi todas las reuniones, secretas o no, realizadas en las oficinas públicas. Sabía con absoluta precisión, de los negociados de los funcionarios públicos, de las coimas que cobraban y quiénes las habían pagado, de los engaños de los truhanes de la ciudad.

Por eso no podía entender por qué era un don nadie, el perfecto desconocido, ignorado por todos.

Esa mañana radiante de sol, al salir a la calle encontró la respuesta: no vio su sombra.

Roberto O. Munyau

HECHO EL DEPÓSITO QUE INDICA LA LEY 11.723