jueves, 6 de enero de 2011

UNA VILLA


Es de noche.
Bajo la luna, los cerros se hacen omnipresentes.
El silencio nocturno es escoltado sólo por el murmullo de los arroyos y algún grillo o rana que caprichosamente, anuncian su presencia, como diciendo “aquí estoy”.
Amanece.
Comienza el trinar de los pájaros.
La penumbra nocturna se retira acompañada por sus escoltas. No vencida, sólo para volver.
Alumbran las primeras luces el valle del Conlara.
La sombra de los Comechingones va cediendo terreno y aparece  el paisaje diurno, multicolor del otoño puntano.
El sol asoma prepotente sobre la cima de la serranía.
El verde de los talas, espinillos, algarrobos y chañares, el amarillo de los álamos, extensos jarillales y retamas, adornan esta tierra, otrora de michilingües y huarpes.
Arroyos. Algunos secos, silentes. Otros de aguas cristalinas, rumorosos.
En lo alto un cóndor majestuoso sobrevuela la comarca, quizás buscando alguna presa para saciar su hambre. Se escucha una urraca a lo lejos, en el llano. Un colibrí, estático en el aire trata de robar el néctar de alguna distraída flor, mientras muy cerca se oye el canto de un zorzal.
La ruta cinco va tajeando, serpenteante, la falda occidental de la montaña, hasta llegar a su cumbre.
“Rincón del Este”: paraíso verde.
“Piedra Blanca”: su biblioteca y la iglesia, mudos testigos de épocas  pasadas. Muy cerca, la reserva natural, cuna del poeta lugareño… y universal.
“Pasos Malos”: el arroyo, la cascada, las ollas, agua pura, transparente, la parrilla y su dueño… don Godoy, que forma parte del paisaje.
El pueblo: pequeño, calles y veredas angostas, esquinas sin ochavas, iglesia vieja con paredes de adobe, más de un metro de espesor. Colonial.
“Casa del poeta”: con un sabroso olor a antiguo, allí vivió y escribió su obra,  Antonio Esteban Agüero, desconocido por muchos, admirado por los pocos que saben de su poesía,  poeta de Merlo… y de todos.
“Algarrobo abuelo”: ¡enorme!… como su historia. Algarrobo natal ¡Catedral de los pájaros!, al decir de Agüero.
Un punto en el mapa, una villa, un lugar para vivir… o añorar: ¡Merlo!





Roberto O. Munyau
HECHO EL DEPÓSITO QUE INDICA LA LEY 11.723

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