viernes, 12 de noviembre de 2010

CAZADOR

El sol había desaparecido en el horizonte.
Con la carabina máuser al hombro, regalo de su abuelo, fue hasta el monte. Casi una hora de caminata en penumbras. Allí estaba el apostadero, a unos cuarenta metros de la aguada. Preparó el arma y el camuflaje. Una suave brisa corría del cebo hacia él. Tenía todo listo para la emboscada final.
Las últimas bandadas de pájaros, contrastaban contra el rojo crepuscular del cielo. Silencio, oscuridad… la vida nocturna comenzaba a ejercer su mandato. Estaba ansioso y eso le hacía dudar del éxito.
Era su primer cacería. Le esperaba una larga noche de soledad y frío. Se propuso seguir paso a paso las indicaciones de su abuelo. Se mantuvo expectante, al acecho, como un felino. Como el felino que esperaba cazar. Debo relajarme, pensó. Inflaba sus pulmones y exhalaba muy lentamente. Los músculos se aflojaron. El bullicio de la noche hirviente de vida y la luz de la luna, lo habitaron. Se mimetizó con el paisaje nocturno. Sólo los ojos y la mente permanecían activos. Se sentía como un espectador en el teatro y se extasiaba,  ante la más maravillosa obra dirigida por la madre naturaleza. Las horas se sucedían con calma, haciendo la espera excitante y placentera a la vez.
De pronto, con las primeras luces, contoneándose, sigiloso, como sospechando hasta de sí mismo, aparece. Se agazapa al costado de la aguada. Gira la cabeza de un lado a otro muy lentamente, escudriñando el monte.
El cazador contiene la respiración. Silencio total. En el mundo sólo él, su presa y el latir del propio corazón. Enfoca la mira telescópica. La cruz del retículo se instala justo entre los ojos del animal. El dedo índice jala muy suavemente del gatillo. El disparo debe sorprenderme, piensa.
Siente que la mirada del “gato” le desnuda el alma… lo estremece.

Al mediodía regresó al casco.
-¿Y?... ¿cómo te fue con el puma?- Preguntó el abuelo.
-No apareció.

Roberto O. Munyau
HECHO EL DEPÓSITO QUE INDICA LA LEY 11.723 

3 comentarios:

  1. Los ojos del puma me llegaron también al alma.Yo tampoco lo hubiese matado,pero no por temor, sino porque es demasiado hermoso para aniquilarlo por nada, solo por placer.
    Creo que el cazador sintió compasión más que miedo me equivoco?

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  2. Entonces el cazador, bajo el arma y se fué, por quë? por miedo o por compasión?
    Pienso que fue por compasión, los ojos del puma también atravesaron mi alma, yo tambien le hubiese perdonado la vida...................

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  3. Justamente la idea es esa: sintió compasión. No obstante puede quedar como final abierto.

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