domingo, 2 de octubre de 2011

RÍOS




Navegaron ríos  diferentes.

Uno de ellos navegó el más caudaloso. Se dedicó a los negocios. Con gran esfuerzo, logró hacer una cuantiosa fortuna. El otro, un pequeño arroyo. Trabajó sin esforzarse demasiado. Vivió de sus manos. Gozó las noches de luna con guitarreadas y vino, caminatas por la playa, amores, algún poema, amigos… se podría decir que disfrutó de la vida.

La muerte, tan democrática ella, fue simultánea para ambos. Los sorprendió juntos.

Los dos fueron a dar al mismo cementerio. Uno está en el panteón de cemento que hiciera construir en vida… allí no hay pájaros. El otro en una tumba rodeada de flores y árboles… y pájaros.



Roberto O. Munyau

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