Si lo inhumano no tuviera lugar en este mundo
la madre de Nerón no habría parido a su propio asesino
no habrían muerto trescientas mil personas a manos
de Atila
el aburrimiento de Gilles de Rais no hubiese
producido tantas víctimas
más de mil muchachas habrían perdido su virginidad
por amor y no por despojo de Ivan el Terrible
cinco millones de congoleños no habrían sido
masacrados por Leopoldo II de Bélgica
no hubiese existido la Inquisición
ningún Papa tendría por qué pedirle perdón a la
humanidad
seis millones de judíos no habrían caído en las
garras del nazismo
más de cincuenta millones de nativos americanos no
habrían sucumbido en aras de la civilización
no existirían las madres ni abuelas de plaza de Mayo
la “liberté, égalité, fraternité” no serían, aún,
simples utopías
Pero curiosamente, lo inhumano tiene lugar en este
mundo.